De lunes a jueves,
oculto tras una cortina roja,
duerme el piano.
Muere el pianista entonces.
Sé hablar ruso
- le dice a una de ellas-
Recita un trocito de ópera.
Musita el piano, muy piano.
Terminaré antes de que amanezca,
apúrate,
escapa.
Ese de ahí, el delgaducho,
estas gotas te ayudarán.
Le calculo tres, pero dale cuatro,
la amnesia limpia la conciencia.
Ponte sus ropas
y sal por detrás como hacen todos.
Tocaré por un alba,
por tu saliva en mi cuello;
por llevarte del brazo
al paseo de los álamos,
a las nubes de algodón dulce
y pegajoso.
Acariciaré las teclas
como al dial de tu placer;
mi nuca, tu vientre,
el campo de la tarde,
alrededor.
Cuando pasen los años,
en días como hoy,
compondré, hasta el amanecer,
melodías sobre tu cuerpo.
Sé hablar en ingles
-le dice a una nigeriana-
Unas gotas bastaran.
Escapa.
Ponte sus ropas
y sal por la puerta de atrás,
...como hacen todos.
Cuando pasen los años,
en días como hoy,
compondré, hasta el amanecer,
melodías sobre tu cuerpo.
Dedicado a los pianistas políglotas, alquimistas y poetas; y a los que se enamoran en los vertederos del arrabal.