23 octubre 2022
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El día, al menos una vez al día,
se emborracha pagando el cargo viejo.
Diariamente se olvida de lo bello,
reniega de la risa de los niños,
desatiende al gozar de los amores,
omite el epicúreo placer,
ignora la belleza de la música,
le da la espalda al canto de amor.
Al menos una vez al día, el día,
intenta convertir el punto y coma
en punto y aparte
que haga limpia nueva;
para hacer ver los cementerios llenos,
los nichos sin los tristes crisantemos,
el miedo de los niños en la balsa,
el tiritar materno en la frontera,
las familias destruidas por la ausencia.
Para, con ese punto y aparte ecuánime,
vetar al depravado abusador,
denunciar lo brutal de los conflictos
y anclar la pena allá en el horizonte.
Que el hombre pueda ver lo que es vivir
donde el hambre y la guerra asolan todo.