Qué ingenua, qué ilusa es:
decrece hasta desaparecer,
no premedita, es espontanea,
sólo Benigni la conserva en la guerra,
nunca teme,
la ignorancia, su prima lejana,
se perdió en un oscuro rellano
-dentro de una promesa-,
el secreto es su aliado,
la niñez, su fortaleza,
la locura, su escondite,
la riqueza, terreno árido,
el devenir no es suyo,
los presos la proclaman,
-muchos mienten-
lo injusto se ceba en su nobleza,
poco presente, en el presente,
el banquero no la conoce,
el usurero, tampoco,
en derecho, es por derecho,
con la vejez, se reencuentra,
la muerte no la frena y
el cómico la retuerce.
Qué ilusa, qué ingenua es...
La inocencia
Sentirse amado sí que es cicatrizante.
Refrescante, si es en la ducha.
Mareante, si eres de los que hiperventila.
Agobiante, si no correspondes.
Alucinante, si te dejas llevar.
Falso, si es mentira.
Verdadero, si es cierto.
Heavy, si eres tierno.
Inmenso, si quien te ama es tu hijo.
Complicado, si el que te ama, está preso en el penal de la pena.
Inútil, si quien te ama es Dios.
Vacío, si quien te ama no lo sabe aún.
Lleno de nada, si a quien amas no lo sabe aún.
Amigo aun desconocido
acéchame sin reserva,
distíngueme entre la caterva
y seré, de tu aprecio, merecido