Primavera y yo
Mi tierra limita por el norte con el sur;
por el oeste, con el lejano este.
Mi pueblo está gobernado por un ser libre,
pero suele perder casi todas las votaciones
por mayoría
(de edad).
El pico más alto de mi patria
se encuentra en una sima;
desde él el horizonte es circular
y tiene al cielo como lindes.
Mi país es ajeno a los semáforos rojos
-los cruces ofrecen su verde pasaje-
Dentro de mi minúscula región
caben, cabeza con pies, los lados opuestos,
y fuera, casi nada.
No cuento lo que dejo a sus fronteras.
Mi república es del ermitaño que lo habita
tirando puertas de clausura,
aunque rime,
a la basura.
En mi comarca soy un extranjero poblador
con una visa de futuro presentado.
Mi mundo tiene un solo banco
en el que espero impaciente
a que cotice al alza la primavera;
su moneda y su dios
viven en una caja fuerte
a menos de nueve segundos,
si la luz no te adelanta.
El Sol y las flores
regresan a mi casa.