Amanece en los suburbios.
En sus fronteras acampa
esperando un golpe de suerte,
la felicidad
El humo líquido de las hogueras
que calentaron la noche
flota sobre la ciudad
esparciendo cenizas
con las historias que escucharon:
Mari, la pequeña de Gabriela y el Manuel,
la mujer del Tano
cayó de nuevo
...tropezó
Hoy sus ojos
lucen nazarenos
sobre los labios rojos
sumidos de pena.
“Cualquier día la mata
el maldito cabrón”
comentan las paredes calladas,
pero nunca sordas
Huyó con el Tano,
le prometió un vida mejor
Su padre la amaba demasiado
...todas las noches
Mientras su madre ¿ajena?
liaba un día con el otro
no queriendo darse cuenta.
Es bueno, dicen
la droga es la que lo agría
Nunca hablan de su hija,
ni del abuelo,
el tabú es ley cuando los secretos
pueden quemar el alma
Noches negras para una azucena
Como araña, el barrio teje su escalera
No la bajes que la muerte espera
Ella que soñó con ser princesa
y el valle aguardo de su calma
espanta vana esperanza yerma
Sin compañero que la guarde
con dos hijos en prisión
y otro en la cárcel de la epilepsia.
La Tere quiso venderse
a un acreedor de cuentas
de su vivienda.
Sus huesos que apenas albergan
el latido de su corazón
no recuerdan la belleza de antaño
cuando Teresa regalaba su miel
y no necesitaba venderla.
Esta vez la navaja del barbero
llega para quedarse,
mañana será el desahucio
¿Qué más me puede pasar?
dicen que dijo
Después el grito de un silencio
helaba el aire
un golpe sordo, todo acaba
El cristal de su cuerpo
en mil pedazos
enseña al mundo
las cicatrices desnudas
de su corta vida.
Un policía irrumpe
en el instituto del más pequeño
Las malas noticias viajan en coche oficial
Noches negras para una azucena
Como araña, el barrio teje su escalera
No la bajes que la muerte espera
Ella que soñó con ser princesa
y la calle, resguardo de su alma
canta una nana para que duerma
A la nana nanita
de la azucena
sus ojos moraditos
de tanta pena
A la nana nanita
lirio morado
tu cuerpo de canela
fue golpeado
A la nana nanita
nana de barrio
drogas miseria y malos tratos
duerme mi princesa
a dios rogando